Por desconocimiento y/o por desesperación muchos propietarios de viviendas emplean diversos métodos para intentar solucionar las humedades por capilaridad pero muchos de ellos lo único que hacen es esconder las humedades.
Algunos ejemplos de tratamientos erróneos para eliminar las humedades de las paredes:
- Impermeabilizar las paredes o muros con impermeabilizantes de cualquier tipo.
- Pintar con pinturas plásticas no transpirables (las más habituales).
- Trasdosados de cartón yeso o pladur
- Aplacados con piedra.
- Alicatados con azulejos.
- Revestimientos de madera.
Con estas soluciones se consigue esconder temporalmente la humedad, pero en realidad se produce un “efecto chimenea”: la humedad no puede salir lateralmente y lo que hace es ascender todavía más. No estamos actuando sobre ella, simplemente estamos escondiéndola.
Para las humedades accidentales (ver tipos de humedades) el mejor tratamiento es acabar con la causa de la humedad: sanear una arqueta o recoger aguas de lluvia, que sean la causa (primero tenemos que tener claro de qué se trata) Después se tratarán las paredes afectadas con los materiales adecuados.
En cambio, si se trata de aguas de escorrentía o del terreno la solución pasa por interceptarlas y recogerlas antes de que lleguen al muro. Una vez realizado esto tendremos que esperar unos meses y observar la evolución del muro para saber que la solución ha sido la acertada y tartar las paredes con los materiales adecuados.
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